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La proteína es uno de los nutrientes más utilizados en el mundo de la nutrición deportiva; de hecho, su presencia es altísima en cualquier tipo de catálogo, sin importar si está centrado en alternativas saludables a alimentos o en suplementos propiamente dichos. Esto ocurre porque se trata de un compuesto con una extensa lista de propiedades, cuyos beneficios abarcan un espectro muy amplio y lo convierten en un ingrediente ideal para alcanzar objetivos diferentes.
Hoy vamos a centrarnos en una de esas metas nutricionales para las que la proteína puede ser un impulso muy valioso: la pérdida de peso. Nos encaminamos hacia el mes de mayo, y las prisas por ponernos en forma empiezan a aparecer, así que desde TiendaCulturista queremos explicarte cómo puedes usar la proteína para deshacerte de algunos kilos.
¿Por qué la proteína?
Antes de nada, creemos que es necesario explicarte cuáles son las razones que hacen que este macronutriente sea capaz de ayudarte a reducir tu peso corporal. Principalmente son dos, y ambas están estrechamente relacionadas: por un lado, la proteína cuenta con un factor saciante muy notable, que servirá para que ingieras menos cantidad de comida; por el otro, estas dietas buscan sustituir los carbohidratos por proteínas, ya que aquellos son la sustancia que más influye en el peso.
Es decir, aumentar la proporción de proteína en la dieta puede traducirse en comer menos y conseguir que los alimentos que se toman no supongan un incremento demasiado brusco del peso.
Teniendo claros los beneficios que se derivan de los regímenes alimenticios de este tipo, hay que acudir obligatoriamente a la ciencia para conocer los posibles riesgos. Es necesario realizar consultas a profesionales de materias como la medicina o la nutrición siempre que se quieran llevar a cabo cambios en las rutinas de alimentación, ya que pueden aparecer problemas de salud si no se cumplen las condiciones necesarias.
Riesgos de las dietas altas en proteína
El papel de las dietas altas en proteína a corto plazo ha sido estudiado por diferentes investigadores, y los resultados suelen apuntar hacia la efectividad en todo lo relativo a la pérdida de peso y el aumento de la masa muscular. Sin embargo, aún no se ha profundizado suficiente en lo que respecta a las consecuencias de estos regímenes en el largo plazo.
Lo que sí podemos decir es que esta alimentación puede derivar en algunos problemas de salud si se mantiene demasiado tiempo o si no se presta atención a las indicaciones de los expertos. Los niños y los adolescentes no deben realizar dietas altas en proteínas, ya que necesitan un nivel de carbohidratos bastante notable, al que estas dietas no suelen llegar, provocando posibles malnutriciones.
Lo mejor de estas dietas es su alto nivel de personalización, que hace que cualquiera pueda configurar su menú sin problema
Por otro lado, hay que prestar especial atención a los riñones. Todas aquellas personas que sufran algún tipo de dolencia renal deben mantenerse alejadas de los regímenes que nos ocupan hoy. Las proteínas pueden derivar en el incremento de los niveles de ácido presentes en los riñones, así como facilitar la aparición de piedras renales.
Si cumples alguna de estas condiciones o tu organismo tiene algún tipo de anomalía de cualquier tipo, no deberías iniciar una dieta alta en proteínas –ni ninguna otra- sin antes consultarlo con tu médico. En el resto de los casos, la recomendación es exactamente la misma; cada persona tiene unas necesidades nutricionales diferentes, y si no se conocen a la perfección es probable que existan desajustes en las dietas que provoquen problemas de salud.
La personalización y la variedad como principales ventajas
Por último, solo queda mencionar los alimentos que mejor encajan en las dietas altas en proteínas, para que sepas cómo configurar tu menú semanal. El mejor consejo que podemos darte es precisamente ese: para lograr mantener una estabilidad óptima en tu alimentación, planifica qué vas a comer cada día. Así no dejarás demasiado espacio a la improvisación, que suele terminar con la ruptura de algunas normas nutricionales.
Debes evitar productos que contengan azúcares añadidos, así como cualquier tipo de artículo que haya pasado por una cadena de procesado demasiado larga. En su lugar, puedes elegir entre una lista enorme de posibilidades que se ajustan a los márgenes de la dieta de la que hablamos hoy. Desde carnes hasta vegetales, hay muchísimas opciones que permiten que nadie se quede fuera, ya seas vegetariano, intolerante a la lactosa o cualquier otra condición.
Huevo, pechuga de pollo, pechuga de pavo, nueces, salmón, brócoli, legumbres, carnes magras o quinoa son algunos de los ejemplos más conocidos, aunque siempre puedes hacer una pequeña investigación para encontrar tus comidas ideales. Quizá eso es lo mejor que tienen las dietas altas en proteínas, que cada uno puede personalizarlas a su gusto.