El deporte es una actividad adictiva y, de hecho, es una de las adicciones más beneficiosas –si es que hay alguna otra- para la salud. Siempre se suele tener la tendencia a asociar los elementos que nos enganchan con hábitos poco recomendables; ocurre con el tabaco, las apuestas, la comida basura y un largo etcétera. Sin embargo, el deporte rompe con esa idea, ya que es, a la vez, una adicción y una de las rutinas que más contribuye a mantener un cuerpo y una mente saludables.
Como ocurre con todo en la vida, hay que conocer sus límites, ya que un exceso de esfuerzo físico puede dejar de ser beneficioso y traducirse en diferentes problemas y dolencias. Por ello hoy, desde TiendaCulturista, queremos hablar sobre cómo evitar los sobreesfuerzos deportivos, una información esencial para poder entrenar con una sensación de seguridad máxima.
La diferencia clave entre afición y profesión
Antes de ir a los datos más concretos sobre cuánto deporte se debe hacer a la semana, es necesario señalar algunos factores que pueden tener su incidencia a la hora de configurar un plan de entrenamiento. Quizá el más importante es aquel que diferencia a un atleta profesional que dedica su vida al deporte del resto de deportistas ocasionales, por mucho que estos últimos le den una gran importancia a su forma física.
Siempre va a haber excepciones, pero por norma general, cualquier persona que se gane la vida practicando una disciplina deportiva va a dedicarle más tiempo, y todos y cada uno de los comportamientos de su día a día van a estar enfocados, de alguna manera, a mejorar su rendimiento. Esto es: los horarios de descanso, el diseño concreto de los entrenamientos, la alimentación o la hidratación, entre otras muchas cosas.
Por mucha pasión que tenga un aficionado o aficionada al deporte, lo normal es que no pueda dedicarle tantísima atención a los detalles que rodean la propia actividad física. Principalmente, esto ocurre porque se tienen otras obligaciones, ya sea trabajo, estudios u ocio, por ejemplo.
La diferencia entre estas dos realidades hace que el organismo de las personas profesionales esté mucho más preparado para soportar grandes cargas de trabajo deportivo, mientras que quienes pertenecen a la otra categoría tengan que observar con más cuidado cuánto esfuerzo le están exigiendo a sus cuerpos.
Recomendaciones y advertencias
Vayamos con los datos propiamente dichos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) es, con toda seguridad, una de las instituciones referencia a nivel internacional cuando se trata de cualquier temática asociada a la salud. En este caso, su recomendación es la realización de un mínimo de 150 minutos de ejercicio a la semana para que los beneficios del deporte puedan empezar a disfrutarse en toda su capacidad.
Si eres una de esas personas a las que les gusta entrenar con una intensidad máxima, la cantidad mínima se reduce hasta los 75 minutos semanales, ya que la exigencia es mucho mayor y los resultados llegan con más celeridad. La otra recomendación que se ofrece habla de 30 minutos de actividad física al día durante cinco días cada semana.
En cuanto a las advertencias a tener en cuenta, son principalmente dos. La primera, siguiendo con la línea de las recomendaciones previas, sitúa en 240 minutos semanales la cantidad máxima de ejercicio, y se ha obtenido a través de diversos estudios científicos. La segunda se aleja de mediciones temporales y se centra en cómo se deben realizar los entrenamientos con seguridad.
La clave, en este sentido, es la progresividad. Alcanzar una forma física óptima es un camino largo en el que no se pueden tomar atajos, así que la única manera viable de llegar a la meta es paso a paso. Una persona que quiera iniciarse en el mundo del deporte tiene que tener un plan de entrenamiento que la acompañe en su crecimiento como deportista, arrancando con una exigencia mínima y, según se va cogiendo ritmo, incrementando la intensidad. Es un trabajo de semanas, quizá meses, pero no existe otro procedimiento que ofrezca buenos resultados.