Hacer deporte debería ser una actividad extendida a todo el mundo, ya que los beneficios que reporta al organismo son impagables y muy difíciles de lograr de otra forma. Si bien es cierto que cada vez son más las personas que se deciden por introducir el ejercicio físico en su día a día, también existen casos en los que el estrés de la rutina parece imposibilitar el hecho de tener un mínimo de una hora que pueda dedicarse al deporte. Esto ocurre con mucha frecuencia cuando las circunstancias laborales incluyen el llamado ‘turno partido’.
Tener que trabajar por la mañana y por la tarde reduce notablemente el tiempo libre, así que lo ideal es aprovechar el descanso intermedio para hacer algunas de las cosas para las que no tendrás hueco después. Una de ellas es el deporte. Parece difícil compatibilizar la hora de comer con un entrenamiento físico, así que desde TiendaCulturista vamos a intentar ofrecerte algunos consejos que faciliten al máximo esta tarea.
No dejes nada a la improvisación
Uno de los mejores trucos para conseguir fijar un hábito como rutina sin que cueste demasiado esfuerzo tiene que ver con la planificación. Cuantas menos variables dejes libres a la improvisación, más sencillo será no fallar ningún día a tu cita con el deporte.
Puedes empezar por algo tan sencillo como dejar tu ropa de deporte y tu comida preparadas la noche de antes. Evitar que se acumulen estas tareas justo antes de ir a trabajar es clave, porque así te aseguras de que no va a surgir ningún imprevisto que te haga olvidarte cualquier cosa y provoque que ese día no entrenes.
Lo mismo ocurre con el entrenamiento en sí mismo: cuanto más prefijado esté todo, menos te costará ponerte a ello. Programa tus ejercicios, sabiendo semanalmente qué vas a hacer cada día, y elige un gimnasio o una zona para llevarlos a cabo que esté cerca de tu lugar de trabajo. Es preferible que los entrenos que configures puedan realizarse sin necesidad de máquinas, porque así evitarás depender de factores externos y, si un día te apetece tomar el aire, podrás llevarlo a cabo en la calle.
El mejor consejo que podemos ofrecer en términos más específicamente deportivos es acudir a entrenamientos de tipo HIIT. Estas siglas significan entrenamiento a intervalos de alta intensidad, y gracias a ellas ya es posible realizar una sesión completa en menos de media hora. Así, podrás ejercitarte sin tener que estar pendiente del reloj constantemente.
Aguanta el hambre, merecerá la pena
Si estás leyendo esto y no consigues entender cómo es posible seguir nuestros consejos con el estómago lleno, no te preocupes, porque esta rutina está ideada para efectuarse antes de comer. Puedes tomar una pieza de fruta o algo muy ligero si tienes mucha hambre, pero la comida principal se dejará para después de entrenar.
De esta forma, no solo evitas molestias digestivas, sino que también ayudas a que el metabolismo se acelere y sean más las calorías quemadas. Por ello, evita por todos los medios que el apetito te gane la batalla y arruine tu entrenamiento; quizá los primeros días te cueste activarte sin haber comido, pero rápidamente te acostumbrarás y será algo natural para ti.
Es innegable que se necesita una gran fuerza de voluntad para poner en marcha todo esto, pero merecerá la pena, sobre todo por la satisfacción que sentirás cada día después de entrenar. El postentreno que vamos a plantear se convertirá en tu momento preferido del día.
Cuando termines tu rutina deportiva, toma una ducha fría. Además de refrescarte y eliminar parte de la sensación de agotamiento, el agua fría mejora la circulación y reduce el estrés. En ese momento, con la relajación que has alcanzado, podrás disfrutar al máximo de tu comida; tu cuerpo quedará nutrido y tu mente habrá liberado una carga importante de estrés.