El zinc es un oligoelemento esencial, imprescindible para el correcto funcionamiento del organismo.
El zinc de la dieta se absorbe en el intestino delgado gracias a una proteína de bajo peso molecular llamada metalotioneína (proteína rica en cisteína). La absorción depende de la cantidad de zinc en la dieta y puede estar disminuida por la presencia de fibras y fitatos presentes en los cereales, calcio, cobre, cadmio y otros oligoelementos que pueden reemplazar al zinc en la proteína de transporte.
La mayor parte del zinc es intracelular. El 90% se distribuye entre el tejido óseo y el muscular, y el resto se distribuye en la piel, el hígado, el páncreas, la retina, las células hemáticas y las células de las gónadas en hombres. El ritmo de intercambio de este oligoelemento es mayor en los hematíes, las gónadas, el músculo y la piel, que en los huesos o dientes.
Se excreta por las heces a través de las secreciones pancreáticas e intestinales, y en menor cantidad por la orina. El consumo elevado de alcohol, los problemas hepáticos y estados de estrés metabólicos aumentan la pérdida renal de zinc. La regeneración de la piel y el pelo consumen gran cantidad de zinc.
Las principales fuentes dietéticas de este oligoelemento son los productos marinos, principalmente el marisco. También las carnes rojas, los huevos, las pipas de calabaza y los cereales integrales son también una fuente de zinc (éstos últimos no son muy interesantes por su alto contenido en fitatos).
El cocinado y procesado de los alimentos son una de las principales causas de pérdida de zinc, sobretodo en los cereales que pueden perder hasta el 80% de su contenido en éste mineral tras su cocinado.
Las cantidades diarias de zinc varían mucho en función de las pérdidas endógenas de éste. Además, situaciones especiales como la gestación, la lactancia, deportistas, etc. pueden tener mayores necesidades de zinc.
Déficit de zinc
En nuestra sociedad es relativamente habitual tener déficit de zinc. Los estados carenciales pueden ser causados por diferentes motivos: problemas intestinales, necesidades elevadas por estrés, diferentes patologías, etc. Las manifestaciones más habituales de la falta de zinc son:
- Dermatitis u otros problemas de piel.
- Alopecia o caída del pelo.
- Uñas quebradizas y con puntos blancos.
- Alteración del sentido del gusto y la vista.
- Problemas en la cicatrización de las heridas.
- Alteraciones en la madurez sexual y la capacidad reproductiva. Problemas de próstata.
- Anorexia y pérdida de peso.
- Depresión del sistema inmune. Menor activación de los linfocitos T y apoptosis de los linfocitos B.
- Diabetes o problemas en la fabricación de insulina.
- Acidez metabólica.
- Retraso del crecimiento corporal en niños.
Las concentraciones inferiores en plasma de 50 mg/100 ml y en pelo de 70 mg., son indicativos de deficiencia. También se puede estudiar los niveles en sangre de anhidrasa carbónica de los hematíes, o los niveles de fosfatasa alcalina en suero y/o saliva.
Funciones del zinc
El zinc posee una serie de propiedades que lo hacen imprescindible para el organismo. Actúa como catalizador para muchas reacciones enzimáticas. No es útil para reacciones oxido-reducción porque no se oxida y puede ser transportado y utilizado con seguridad. El zinc juega un papel fundamental para la integridad de las histonas (proteínas ligadas al ADN) y de las polimerasas (enzimas encargadas de la síntesis de proteína del ADN), por lo que es vital para el crecimiento y reparación de los tejidos.
- Sus principales funciones son:
- Fabricación de hormonas, principalmente la insulina y la testosterona.
- Desarrollo y maduración de los órganos reproductivos. Es útil para mejorar la fertilidad y la reproducción.
- Ayuda a la cicatrización de las heridas, la reparación del pelo, la piel y las uñas.
- Regula el equilibrio ácido-base de los líquidos corporales.
- Imprescindible para el buen funcionamiento del cerebro. Puede ser útil para el tratamiento de patologías neurodegenerativas (Parkinson, Alzheimer…).
- Mejora la función inmunitaria. Es especialmente útil para el tratamiento del herpes zoster de repetición.
- Mejor función cardiorespiratoria y promociona la fuerza muscular. Puede ser útil para deportistas o personas con hipertensión.
- Cuidado de los huesos y los dientes.
- Ayuda a la respuesta frente al estrés físico y emocional.
- Citoprotector: propiedades antioxidantes de las mitocondrias, etc.
- Mejora la función ocular y del sentido del gusto. Es importante para la visión nocturna.
- Participa de la producción de enzimas pancreáticas y jugos intestinales.
Toxicidad del zinc
El zinc es el oligoelemento menos tóxico, aunque la suplementación con 2.000 mg. al día de gluconato de zinc en individuos sanos de 17 años durante más de 12 meses les provocó intoxicación (anemia, leucopenia y neutropenia). Los efectos tóxicos se redujeron al cesar la suplementación. De todas formas, la suplementación con zinc se ha demostrado como la forma más efectiva para satisfacer las necesidades diarias en personas con déficit o necesidades elevadas.