El deporte es una actividad que, a priori, depende única y exclusivamente del aspecto físico. En realidad, todos sus beneficios proceden de una serie de ejercicios en los que entra en juego la dinámica, la agilidad, la velocidad o la fuerza, entre otros, por lo que esa idea antes mencionada está perfectamente fundada. No obstante, cada vez se está haciendo más evidente el hecho de que la psicología puede influir de forma definitiva en cómo las personas hacen deporte.
El factor de la motivación es el más diferencial, ya que, dependiendo de cuál sea la motivación de cada uno para ir a entrenar, los resultados pueden variar notablemente. Las principales diferencias se observan entre las actividades deportivas individuales o en grupo, cuyas características pueden hacer que la motivación aumente o disminuya, según las preferencias personales.
Disciplinas diferentes, motivaciones diferentes
Seguro que todos habéis escuchado alguna vez esa expresión –casi una frase hecha- que dice que “el deporte engancha, es adictivo”. Tanto es así que prácticamente la hemos incorporado a nuestro ideario, dando por hecho que esa adhesión tan fuerte que siente una gran parte del colectivo de los deportistas hacia el ejercicio físico es algo natural. Sin embargo, siempre está bien entender las razones que hacen que nos comportemos de una forma determinada, y algunos estudios científicos han dirigido sus esfuerzos a tratar de dar una explicación sólida a la cuestión de cómo el deporte consigue motivar a las personas.
Lo más interesante es que los resultados obtenidos pueden aplicarse perfectamente a los hábitos deportivos, facilitando así la aparición del factor motivacional que quizá en algunos casos no se estaba logrando.
De todas las conclusiones alcanzadas, hay dos a las que debemos prestar una especial atención, ya que demuestran que es posible elegir un tipo de actividad deportiva u otra para lograr una mayor adhesión a la rutina de entrenamientos. Por una parte, quedó demostrado que el Crossfit, los deportes de equipo y el ejercicio en grupo en general incrementa un tipo de motivación ligada a las relaciones sociales, algo que no ocurre con los entrenos aeróbicos y de resistencia (como podría ser el running).
La otra rama de resultados a tener en cuenta vuelve a hacer la misma diferenciación de disciplinas deportivas, pero en este caso deja de lado las relaciones sociales y se centra en las motivaciones relacionadas con la salud y el bienestar personal. Si bien es cierto que prácticamente el 100% de las personas que hacen ejercicio tienen en mente mejorar su salud y evitar enfermedades, se demostró que aquellos deportistas aeróbicos y de resistencia antes mencionados despiertan otro tipo de motivación. Se trata de un sentimiento de desafío contra sí mismos, que les hace querer mejorar sus marcas día tras día, dejando a un lado –aunque siguen presentes- los motivos más pertenecientes a la salud.
La importancia del factor mental
Con toda esta información surge la posibilidad de configurar una rutina de entrenamientos enfocada a potenciar la motivación personal de cada uno. Es decir, aquellos de vosotros que necesitéis sentir algún tipo de conexión social o interpersonal para favorecer vuestras ganas de hacer deporte de forma continua, debéis elegir actividades como el Crossfit antes que otras más solitarias como el running.
De igual manera, si sois conscientes de que, por vuestra forma de ser más competitiva, preferís encontrar una disciplina en la que se os propongan nuevos desafíos a superar cada día, debéis probar con los ejercicios aeróbicos y de resistencia. Así lograréis establecer una especie de competición con vuestro propio cuerpo y mente, algo que motiva a ir siempre un paso más allá en todo lo relacionado al rendimiento físico.
En conclusión, lo más importante de todo esto tiene que ver con la adecuación de los criterios de elección de la actividad deportiva a la que vais a dedicar una parte de vuestro tiempo. No vale solo con intentar encontrar el deporte que mejor encaje con vuestras características físicas; esa es una parte vital, pero no se puede dejar de lado el factor mental, cuya influencia puede ser clave a la hora de mantener la moral alta y sentir esa adicción que hace que os mantengáis fieles a vuestra rutina deportiva.