Los abdominales oblicuos son una de las zonas musculares más atractivas del cuerpo humano. La famosa “uve” que forman cuando están bien tonificados es un objetivo que persigue prácticamente cualquier persona que se inicia en el mundo del fitness. No obstante, la dificultad para lograr su aparición es bastante alta, y conlleva varios condicionantes que vamos a explicar a continuación.
Observar la progresión de tus oblicuos es una forma muy válida de mantener la motivación, ya que si se hace correctamente, la labor de tonificación de estos músculos irá mostrando sus resultados de forma paulatina. Las principales claves son dos: eliminar la grasa acumulada en la zona abdominal y conocer la mejor forma de trabajar exclusivamente los oblicuos.
La necesidad de reducir las grasas acumuladas
El papel de los ácidos grasos en el mundo del deporte es siempre el de villano, ya que prácticamente cualquier objetivo deportivo conlleva, de forma más o menos directa, la eliminación o la reducción de la presencia de grasas acumuladas en el organismo. Si bien es cierto que, por norma general, esta labor se relaciona con dietas de pérdida de peso, no hay que olvidar la gran importancia que tiene para otro tipo de metas.
La definición muscular es, probablemente, la segunda de las tareas en las que más influyen las grasas. Esto es así por una cuestión muy sencilla de entender: los ácidos grasos se acumulan en una capa que se sobrepone a los tejidos musculares, ocultándolos cuando su cantidad es excesiva. Es decir, cuanto más porcentaje de grasa, menos visibles serán los músculos.
El gran problema que genera este factor es que no importa cuánto trabajes una zona muscular, ya que mientras la grasa esté presente, el nivel de tonificación de dichos músculos quedará escondido. La fuerza y la potencia mejorarán, y tus resultados deportivos también, pero si estás buscando cambios estéticos a nivel superficial, necesitas eliminar la grasa.
La dificultad en este caso es superior, y es que la desaparición de las grasas acumuladas de la zona abdominal sigue un patrón de arriba abajo. Esto significa que los oblicuos, situados en la parte más inferior del torso, serán los últimos músculos en recibir los beneficios de un trabajo de reducción de grasa. Por ello, desde TiendaCulturista queremos hacer énfasis en la necesidad de ser constantes, sobre todo en el objetivo que hoy nos ocupa. Aunque durante las primeras semanas parezca que no hay ningún avance, todo es cuestión de mantener el ánimo y esperar unos resultados que seguro llegarán.
¿Cómo ejercitar los oblicuos?
Una vez se ha explicado la parte más enfocada en las metas nutricionales, vamos a enseñarte a hacer que tus oblicuos se contraigan y trabajen. De esta forma, podrás centrarte exclusivamente en esta zona muscular, dedicándole una parte de tu entrenamiento a su tonificación específica.
Hay dos formas principales de hacer trabajar los abdominales oblicuos y, por suerte, ambas son tremendamente sencillas. De hecho, no necesitan de la utilización de ningún tipo de herramienta ni aparato de gimnasio, así que podrás ejercitarlos en cualquier momento y en cualquier lugar.
El primer ejercicio de activación y tonificación de los oblicuos debe realizarse tumbado de lado en el suelo, apoyando todo el peso en un costado. Es tan simple como aplanar tu vientre al máximo y, en ese momento, concentrarte en contraer tus abdominales oblicuos durante unos segundos. Al principio será más difícil controlar la zona, así que un buen consejo es que pienses en aplanar concretamente la parte media de tu vientre. Para saber si lo estás haciendo bien, fíjate en la famosa “uve”, que debe marcarse con especial presencia cuando realices este ejercicio. Una vez lo completes con un costado, túmbate sobre el otro y haz lo mismo.
La segunda parte del entrenamiento de oblicuos también se lleva a cabo en el suelo, esta vez bocarriba, con las piernas flexionadas y las plantas de los pies apoyadas. Vuelve a contraer la zona abdominal para aplanar el vientre y, cuando lo hagas, eleva tu cadera y mantenla en vilo para añadir contracción. En ese momento, rota tu torso hacia un lado y aguanta la posición durante unos segundos. Debes realizar el ejercicio hacia ambos lados.