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Perder peso es una de las metas más comunes para una proporción muy alta de las personas que deciden empezar a introducir el ejercicio físico en su día a día. Es cierto que son muchas las motivaciones diferentes que pueden empujarte a ello, pero el hecho de llegar a alcanzar lo que se conoce como “peso ideal” es, sin duda, la que más veces se repite. Debido a esta gran importancia, es muy común observar artículos en los que se enumeran los mejores ejercicios para quemar calorías y, así, reducir el peso corporal.
Obviamente, es esencial conocer qué tipo de entrenamiento ayudará más en la consecución de nuestros objetivos, aunque también se deben tener en cuenta otros factores más alejados del trabajo físico, cuya influencia podría llegar a ser una ayuda muy valiosa. Por ello, desde TiendaCulturista hemos decidido hablar de los tres hábitos no deportivos a los que tienes que prestar atención si quieres alcanzar más fácilmente tu peso ideal.
Adelgazar: alimentación, deporte… y buenos hábitos
Antes de empezar a explicar cada uno de los tres apartados de los que vamos a hablar, es importante hacer una pequeña aclaración sobre lo que significa ‘adelgazar’. Se trata de un concepto omnipresente en nuestro día a día, y quizá por eso lo tenemos tan asumido que pocas veces nos paramos a reflexionar sobre su significado en profundidad.
Se podría decir –simplificando mucho- que la única forma de adelgazar de forma natural es haciendo que el organismo gaste más calorías de las que se ingieren, tan sencillo como eso. Teniendo esto en mente, queda bastante claro por qué el deporte y la alimentación son tan influyentes: con una buena alimentación se puede reducir el número de calorías que se aportan al cuerpo y un entrenamiento eficaz eleva la cantidad de las que se gastan, la fórmula perfecta.
Sin embargo, el proceso mediante el cual el organismo ‘quema’ calorías está expuesto a la influencia de factores externos, igual que ocurre con cualquier otra función orgánica. De la misma forma que algunas sustancias pueden facilitar el transporte y el metabolismo de grasas, reduciendo así su cantidad, ciertos hábitos hacen que el cuerpo esté más predispuesto a perder peso.
La hidratación como factor esencial
Estar bien hidratado es una de las claves del éxito para muchísimos objetivos diferentes, todos ellos relacionados con el bienestar y la salud. En gran medida, estamos hechos de agua, así que su influencia en el buen funcionamiento de nuestro organismo es absolutamente vital.
En este caso, beber mucha agua puede ayudar a eliminar toxinas, entre las que podrían encontrarse ciertos compuestos que impiden la reducción del peso corporal. También es un hábito beneficioso a la hora de impedir la retención de líquidos y, sobre todo, activa el metabolismo, proceso a través del cual se queman calorías.
La importancia de dormir bien
El descanso nocturno, al igual que ocurre con la hidratación, no solo es importante para perder peso, sino que se trata de un factor esencial en nuestro bienestar físico y mental. En lo relativo al objetivo del que hablamos hoy, existe un detalle muy curioso que, si se analiza con frialdad, tiene una lógica aplastante: cuando dormimos poco, el organismo nos pide alimentos con altas dosis de hidratos de carbono.
Esto ocurre porque los carbohidratos son nuestra principal fuente de energía; por lo tanto, cuando uno está falto de sueño, su cuerpo intenta que se ingieran ingredientes que combatan ese cansancio. La parte mala es que los hidratos hacen muy, muy difícil la pérdida de peso.
Es decir, dormir las horas necesarias nos hará mucho más sencilla la tarea de mantener una dieta diseñada especialmente para reducir nuestro peso.
Pésate con frecuencia para mantener la motivación
Este último hábito, a diferencia de los otros dos, está directamente relacionado con la motivación mental. Si bien la hidratación y el sueño ayudaban en términos orgánicos, el hecho de pesarte día a día refuerza el ánimo y las ganas de seguir esforzándote.
La razón es muy sencilla: cuanto más visible sea el progreso que estás haciendo, más recompensas emocionales experimentarás. Llegar a casa después de un día agotador, con gimnasio incluido, y ver que tu peso sigue reduciéndose puede ser la clave para conseguir que esa noche tengas la motivación suficiente como para cenar algo saludable y que te ayude a seguir adelgazando.